ATAQUE CONSUMISTA
Mirad, he llegado a la conclusión de que esto de estar todo el día recogiendo dinero de manos ajenas y colocándolo en una bonita caja metálica unos cenímetros más tarde, es malo para la salud mental. Y es que, tranquilamente, hoy han pasado por mis manos, en unas cuatro horas, más de seis mil libras, que en euros son unos nueve mil euros.
Y yo, sin un duro, sin un sol, sin plata, sin un chavo, sin una mala libraaaaa. Y así, con los ojos rojos de tanto ver pasar dinero, como llovía me he metido en la tienda que hay justo al lado de la mía. Y he babeado profusamente porque, así, sin exagerar, he visto al menos tres vaqueros, dos pantalones de pana, cuatro faldas variadas y unos siete jerseis, eso sin mencionar zapatos o ropa interior o pijamas, que me hubiese comprado del tirón sin pensármelo. Menos mal que no tengo un duro, ni un sol, ni plata, ni un chavo, ni una mala libraaaaa, o me la hubiese gastado de mala manera.
Como consuelo debo decir que me he traido un montón de pares de calcetines gratis, de eso vendidos por paquetes y que están perdidos, que parece ser que prefieren tirarlos a poner a alguien a emparejarlos. Que nos sirvamos, han dicho, y yo rauda y veloz. Con lo que me gustan los calcetines, vamos.
Zirbêth.
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