martes, mayo 25, 2004

MÁS QUIJOTE

Para que veáis que soy buena, y aunque no hay manera de entrar en el blog para que sepáis lo buena que soy, he retomado El Quijote y he dejado las Crónicas Vampíricas para otro día. Ya llevo los primeros seis capítulos y parte del séptimo. Debo decir que lo he pasado bastante mal en el capítulo VI, con toda esa quema indiscriminada de libros (¡deberían estar en un museo, digoooo en una biblioteca!; vamos, Zirbeth, recuerda que es ficción, sólo ficción...).

Os voy a copiar unos versos de este libro, aunque no están en los capítulos que me he leído y el Calvo me regañará por "leer mal".

Yace aquí de un amador
el mísero cuerpo helado,
que fue pastor de ganado,
perdido por desamor.
Murio a manos del rigor
de una esquiva hermosa ingrata,
con quien su imperio dilata
la tiranía de amor.

Volviendo al capítulo VI, cuando los amigos (ejem) de Don Quijote deciden atajar el mal que le aqueja destruyendo lo que lo produce, es decir, metiéndole fuego a todo libro viviente en la casa, al principio se toman cierto cuidado en leer que libros son antes de arrojarlos por la ventana. Bueno, pues mirad cual es uno de los libros que se salvan de la pira:

Pero ¿qué libro es ese que está junto a él? La Galatea, de Miguel de Cervantes- dijo el barbero.
Muchos años ha que es grande amigo ese Cervantes, y sé que es más versado en desdichas que en versos. Su libro tiene algo de buena invención; propone algo, y no concluye nada: es menester esperar la segunda parte que promete; quizá con la enmienda alcanzará del todo la misericordia que ahora se le niega; y entre tanto que esto se de, tenerle recluso en vuestra posada.
Bueno, me voy a seguir leyendo, a ver si me papeo otros cinco o seis capítulos antes de dejarlo por hoy. Además, puede que recaiga en otras lecturas antes de que acabe el día.

En fin, nos vemos por aquí,
Zirbeth