MERCADO DE ABASTOS

Necesito un mercado de abastos. O, mejor, dos: uno real, para hacer la compra, que me quede cerca de mi nueva casa; otro metafórico, para adquirir tiempo para dar yo abasto con todo lo que últimamente les ha dado por pedirme que haga en el curro, la mudanza, dormir, etc. Como podéis imaginar, el que más necesito es el segundo.

Pese a los cinco días que he tenido para la mudanza, no me ha dado tiempo a terminarla. Las razones, múltiples: porque aparte de la mudanza he estado de líos de bancos; porque estaba reventada de la semana anterior en FITUR e iba menos rápida y eficaz que lo que suelo; porque nos perdimos varias veces por Madrid con el coche, ya que ni el GPS entendía las malísimas indicaciones viales; porque los de la mudanza me marearon con el día en que vendrían para finalmente no aparecer, con lo que tuve que buscar otra empresa que me hiciese la dichosa mudanza, con el consecuente aumento en el gasto; porque me hago mayor y ya no tengo las energías de hace unos años... Y si finalmente a las once de la noche del lunes conseguí dejar la habitación habitable (cama y pintura terminadas), fue gracias a la ayuda y esfuerzo de un muy buen amigo, que no le importó pegarse la paliza en su único día libre.

Así que, si no escribo mucho, ya sabéis a que se debe.

Zirbêth, estresada.