martes, febrero 19, 2008

GATO

Mis ganas de tener gato están parcialmente saciadas. Mi compañero de piso D. tiene un enorme gato de raíces siamesas, lo que le proporciona unos preciosos ojazos azules, pero mezclado con vaya usted a saber qué, que le ha dejado una enorme mancha negra que le cubre la nariz y le hace parecer un narizotas.

Como es macho, es asustadizo y comodón. Las hembras son mucho más interesantes, juguetonas y comunicativas. Pero es encantador, muy dulce. Y el jueves pasado, tras días de pasar de mí, medio rehuirme, ignorarme y tal (todo normal, vamos, que es un gato), al pasar a su lado mientras echaba una semisiesta sobre el mueble del salón, me echó las patas al cuello, se me abrazó y ronroneo como un tractor. ¡Me emocioné tanto! Aish, lo que echaba de menos un abrazo gatuno de los buenos.

Así que, nada. Aún no tengo gato propio, pero si uno que me visita en mi cuarto, juega con todo lo que hay en la mesa, estornuda tratando de comerse la fibra de vidrio de mi lámpara y se embriaga oliendo la lima de uñas. Uno al que perseguir por la casa, achuchar cuando se deja, y cuando no se deja también. Uno que me mira con sus ojazos azules y se restriega timidamente contra mí cuando llego a casa.

Zirbêth.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Ufff..., que envidia me das con lo del gato, nosotros no queremos tener uno porque el pobre iba a estar todo el dia solo y nos da pena. Antes tenia uno a tiempo parcial, una preciosa gata de angora de mi suegra pero la pobre se murio tras parir unos gatitos que murieron tambien, en fin... resignación.

6:04 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home