domingo, octubre 07, 2007

OTOÑO Y EL ABSURDO

Si hay algo en que Madrid se parezca a Granada, es la diferencia de temperatura que puede llegar a alcanzarse entre cuando vas por la mañana al trabajo y cuando sales a comer a medio día. Afortunadamente, la diferencia no es tan exagerada como en Granada, donde alguna vez llegué a ver hasta veintidos grados, pero sigue pudiendo haber hasta quince grados de diferencia. Así, no es de extrañar que la gente tenga que llevar chaquetas y jerseys por la mañana para evitar pillarse el consabido catarro o gripe. Hasta ahí, todo normal.

Lo que ya no me entra en la cabeza es que la gente se empeñe en vestir de otoño/invierno, que hasta bufandas he visto ya, cuando a las dos de la tarde me doy una vuelta y la temperatura ambiente es de veinticinco grados o más. Me voy cruzando con hombres con chaquetones, mujeres con traje de chaqueta, medias y jersey, niñas con botas de pelito y cuello alto. Y mientras, yo en camiseta y sudando la gota gorda en cuanto me muevo un poco.

¿Qué pasa? ¿Qué el Corte de Mangas tiene programada a la gente para que sea llegar el veintitrés de septiembre y como autómatas se pongan los modelitos de la estación prescritos por Santa Moda? ¿De verdad la gente es tan tonta como para vestirse según manda la tele y no la temperatura ambiente? ¿Tan importante es lucir los nuevos modelitos?

No quepo en mi del absurdo.

Zirbêth.