sábado, octubre 20, 2007

ILEGAL POR NARICES

Son las siete treinta y ocho de la mañana y llego a la parada de autobús. Hay una cola considerable, que hago medio dormida. Cuando subo al autobús, por fin, avanzo unos pasos para descubrir que hay ente de pie porque no hay sitio. El conductor, sin embargo, deja subir aún al menos a otra persona más, y empieza a cerrar la puerta. Le pido que espere, pero con la puerta aún cerrándose empieza a avanzar. Le insisto en que espere, le digo que no hay donde sentarse y que me quiero bajar. Por toda respuesta, me dice que haber cogido billete, que con el abono me toca ir de pie. Le insisto en que quiero bajarme, pero me ignora completamente. Al final, seis personas vamos de pie. Una señora me dice que en Seseña ya se bajará gente y nos sentaremos. En efecto, me siento, pero sube más gente y no es hasta Valdemoro que hay sitio para todos.

No es la primera vez (ni la segunda, ni la tercera, ni la cuarta, ni la quinta, ni...) que en el autobús de AISA de Aranjuez a Madrid va gente de pie. Que yo sepa, sólo en los autobuses urbanos pueden ir viajeros de pie. En los autobuses que van por carretera, nadie puede ir de pie. Un accidente a las velocidades de una carretera o autovía haría que la gente saliera despedida con total seguridad si no va sentada. Pero en esta línea de autobús, es la norma. Parece que a la gente no le importa: a todas luces, la cuetsión prioritaria es ir a trabajar. La cuestión de la seguridad es muy secundaria.

Pero a mí no me da la gana. En esto de los accidentes de carretera, no soy de las que se autoengaña con lo de que eso le pasa a los demás. Yo no quiero ir de pie en un autobús que va a cien kilómetros por hora, o más, ni aunque sean diez minutos. Si el resto de la gente se quiere jugar la vida, allá ellos. Pero yo no quiero. Así que, si me quiero bajar del autobús porque no quiero ir de pie, deberían dejarme bajar. Máxime si, al ir a subir, no te avisan de que ya no hay plazas para ir sentado. La excusa de que no has ido a por billete es una mierda de excusa, porque el conductor no se molestó en discriminar quien lo llevaba y quien no (me consta que hay otros que sí lo hacen). Cogen a todo el que quiere subir aunque no garantizan su seguridad. Y lo hacen porque las subenciones de la comunidad son muy golosas y probablemente van en función del número de viajeros que transportan.

Desde entonces, cojo otro autobús. Samar nunca va tan abarrotada, los autobuses son mejores y si no te sacas el billete (en las paradas en que se puede) te llaman la atención. Si no hay sitio, te lo dicen.

Tal vez, debería coger la cámara de mi madre y grabar los viajes con gente de pie para tener pruebas para la queja que pienso poner. No sólo cometen la ilegalidad e imprudencia de llevar pasajeros de pie, sino que ni siquiera te dejan bajarte cuando tú decides que no quieres viajar en esas condiciones. No, señor conductor, no me da la gana confiar ciegamente en su pericia al volante. Yo quiero viajar con las máximas garantías existentes. Quiero ir sentada y protegida en la medida de lo posible. No me da la gana de que me obligue a ir en su autobús si no quiero ir en él.

Debí montar el pollo, pero me faltaron los reflejos. Estoy cabreada e indignada. Obligada a vijar de manera ilegal. Ilegal por narices.

Zirbêth.