sábado, agosto 04, 2007

RESACA EMOCIONAL

Lo cierto es que lo peor del viaje ha sido estar dos días en Granada. Lo paso mal allí, la verdad. Demasiados malos recuerdos, demasiados fantasmas, demasiados problemas y demasiado calor seco. Incluso aunque pude ver a amigos y familiares a quienes hacía años que no veía, Granada sigue siendo para mí sinónimo de malestar.

De Granada salí huyendo como alma que lleva el diablo en cuanto apareció la más mínima oportunidad de hacerlo. Echarme un pseudonovio en Madrid (más bien fuimos amigos, y siempre le agradeceré el apoyo que me brindó) fue la excusa perfecta. Granada me asfixiaba, me oprimía y me dolía por los cuatro costados. Visitarla me sigue dejando un sabor agridulce, pese a las tapas, los helados de los Italianos y los amigos que allí dejé. Parafraseando a los Les Luthiers, "si a Granada volver yo pudiera / no lo haría ni mamada". Ser libre conlleva un precio, pero en Granada este resultó ser demasiado alto.

Al coger el autobús en dirección Granada, la casualidad hizo que nos encontrásemos a los vecinos que teníamos en nuestra primera residencia allí. Un encuentro agridulce, pues ellos son encantadores, pero traen a la memoria tiempos y hechos que una procura no recordar más de lo imprescindible. Viejas heridas que parecen cicatrizadas vuelven a doler como cuando desgarraron nuestra carne. Después, el encuentro tras años con mi prima puso en primera línea de fuego los tumores familiares, y todo se volvió impotencia, incredulidad, dolor. Mi familia dejó de ser tal cuando mi abuelo murió.

Salí de Aranjuez más contenta que unas pascuas por el hecho de irme de vacaciones, pero Granada me quitó la sonrisa de los labios y necesité varios días para recuperarme de la enorme resaca emocional que me produjo. Llegué a la playa completamente agotada.

Zirbêth.

1 Comments:

Blogger Old.Urobros said...

Hi! Pues sí que... A mi me pasa algo parecido. En mi memoria quedan los momentos buenos como imágenes ténues, era bastante pequeño. Y entonces se produce un cambio donde ya empiezan a ser más nítidos y todo empieza a ir de mal en peor. En mi caso me sucede cuando veo a alguno de los primos al principio me da mucha alegría y lo paso bien, pero luego hay un tiempo (más o menos largo, depende de mi estado de ánimo anterior al encuentro) en el que estoy "melancólico", "triston"... No puedo evitar sentirme triste porque mis primos (unos más que otros) son casi extraños... En fin, a quien se lo contemos le parecerá un Remake de Falcon Crest en versión Española ("cutre y pobretona")

Un beso :)

9:17 a. m.  

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