jueves, noviembre 18, 2004

MARCADA POR EL CAOS

Este cambio de vida que me sobrevuela está marcada, me temo, por el caos. A lo peor es siempre así, para todos, pero es de esas cosas que sólo percibes cuando te pasa a tí. Vino Raquel a casa el domingo. La primera vez que viene a mi casa, pues hasta ahora cuando había venido a Brighton nos habíamos limitado a pasear por el centro. Le gustó mi habitación, me dijo que ahora entendía porque no me quiero ir de ella. Pero me dijo que no se la imaginaba así. "¿Así cómo?", le pregunté yo. "Así tan caótica".

La había ordenado y limpiado porque existía la posibilidad de que ella viniera. Aún así, con tanta cosa en tan poco espacio, con tanta maleta preparada para el inminente traslado, con cajas y papeles que ya no caben de manera ordenada, es verdad, podía resultar caótica. Ella sabe que soy una maniática del orden, casi siempre, y que me gusta que cada cosa tenga un lugar y ordenar los libros por autores, por países de origen, por alturas y colores. Leí una vez en algún sitio que los piscis ordenamos las cosas por aspectos singulares. Puede ser, a veces lo hago, tal vez no con los libros, pero sí con la ropa, por ejemplo. Aunque, en general, los colores son uno de mis sistemas favoritos.

También le sorprendió no ver más libros. "Están empaquetados, y algunos ya están en España". Me gusta que identificase un lugar mío como un lugar lleno de libros.

Ahora mismo, mi dormitorio es un absoluto caos. Ropa seca amontonada sin doblar, restos de paquetes de galletas, pipas, pastillas, caramelos. Artilugios de cocina, medicinas, vasos con posos secos en el fondo. Un montón de libros con los que me voy a dormir cada noche están repartidos desde la almohada hasta los pies de la cama, algunos abiertos, otros cerrados. También hay un paquete de galletas. Creo que mi cuarto es fiel reflejo de mi estado caótico interior y mi pereza. Tengo que ordenar antes del lunes, vienen a casa a...

Socorro.

Zirbêth.