domingo, febrero 27, 2005

CINE

El otro día fui con mi mami al cine (hacía siglos que no íbamos juntas) y nos vimos Descubriendo Nunca Jamás. Aparte ya de que tras rechazar una invitación a palomitas le saqueé las suyas, hubo un momento en que la mujer que tenía sentada a mi lado izquierdo empezó a hablar, muy bajito, y cuando alcanzó el minuto de conversación, me distraje de la película. Su conversación parecía nerviosa. No, no estaban hablando de la película, era algo que las tenía, a ella y a su acompañante, algo preocupadas, si no asustadas. Pegué la oreja y descubrí que sentían como una vibración extraña que empezaba a hacerles sospechar que algo pudiera estar ocurriendo en el cine. Me concentré, tratando de descubrir a qué se referían. Pero no noté nada y me relajé de nuevo. "¿Ves? Ha parado un momento y ya ha vuelto a empezar". Volví a concentrarme, pero no conseguí percibir la vibración a la que se referían, así que volví a la película. Pero, nada, ellas insistían en hablar, así que me dirigí a ellas dispuesta a pedirles silencio y entonces...

Entonces cambié de postura y me di cuenta de que la vibración la había estado produciendo yo con ese movimiento regular que suelo adoptar cuando trato de estar relajada, el mismo movimiento que mi madre, cuando yo era tan solo un bebé, imprimía en mi trasero empañalado para hacerme dormir. Ea, ea, ea, mientras me agitaba rítmicamente, con más o menos brío, en un balanceo de todo el cuerpo con su mano en mi pañal.

Me tocó disculparme y tratar de controlarme. Es curioso que, lo que a unos saca de quicio, a otros nos resulte tan relajante.

Zirbêth.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Posiblemente pensaban que estaba sucediendo un pequeño temblor de tierra y se planteaban salir del cine por si acaso ;-)))))))

11:07 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home