UF, VUELTA AL CASTAÑO
Estoy, ahora mismo, con toda la pringue en el pelo. He llamado al trabajo para pedir si podía entrar una hora más tarde, y cuando me han dicho que si es qué se me estaba quemando la casa o algo así, he tenido que bajar la cerviz y admitir mi felonía (para mi pelo, lo ha sido, creedme). Así que, nada, tal y como anoche comenté (no podía dormir) esta mañana me he plantificado en la puerta del super y, sin quitarme el casco de la bici, me he hecho de un tono castaño, que a ver que pasa sobre ese arcoíris inverosimil del blanco al rojo que tenía. Simon, mi jefe, quería que fuera sólo para verme la pinta. Que malo. Como se reía por teléfono. He querido hacerme una foto, no para enseñársela a nadie, si no para recordarme que no debo querer ser rubia escadinava, que me queda fatal. A ver que pasa cuando me lo enjuague, de aquí a un cuarto de hora. Madre, que loca estoy. Lo que me he reído. Claro, cuando el pelo se me empiece a caer, seguro que ya no me río tanto...
Zirbêth
1 Comments:
Para una vez que pensé en ceder y cortarme el pelo un poco más 'controlado', la %&$#@ peluquera me lo *saneó* desde la cintura que lo tenía hasta los hombros.
Por encima de los hombros.
Estilo paje.
Encima, amiga de mi padre, no le pude montar toooodo el numerito entero, aunque sí creé in conflicto entre ambas familias que... bueno, en los pueblos turísticos no se suelen tratar como en Puerto Hurraco, por suerte.
Con lo cual, cuando me volvió a crecer, por muy frágil y abierto de puntas que esté, no me lo volví a cortar profesionalmente -ni amateurmente, salvo cada 2 o 3 años- ni cuando se me chamuscó un buen mechón al hervir unas lentejas, que me dejó el pelo desigual durante 4 años :D
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