martes, marzo 16, 2010

ARREBATO DE ANECDÓTICA INMODESTIA

El año pasado, allá por mayo, me puse a dieta y perdí como diez kilos diez. Más contenta que estaba, y orgullosa de ver como la fuerza de voluntad iba dando sus frutos... Lamentablemente, durante las vacaciones de verano y desde entonces, fui poco a poco dando rienda suelta a la vagancia, y a fecha de hoy he recuperado por lo menos la mitad. Soy un desastre, lo sé, lo sé.

Por eso, y para motivarme, os voy a contar una anécdota de aquellos tiempos en que, como dice mi amigo A., estaba hecha un pivón.

Sicilia 1920. Una joven campesina...

Ah, no, que esa no era yo... Ejem, jeje.

Corría el año dos mil dos, acababa de empezar a salir con aquel M. del que hablaba en los inicios de este blog y, lo que son las cosas, era septiembre y tenía evento rolero: La batalla de Aksintur. Iba de maga mamporrera, aunque la verdad es que me da siempre algo de miedito eso de zurrarme físicamente (lo mismo que me atrae, cosas raras que pasan), por lo que procuraba usar la magia más que el bastón de combate, rayo aquí, proyectil mágico allá. Pupa a distancia. Mucha pupa.

Pero eso no es lo importante (ahora, en la partida claro que lo fue).

Fuimos al rol en vivo en coche y, como es noble tradición ya, nos perdimos por esas endemoniadas carreteras de Ávila. Así que llegamos cuando ya todo el mundo estaba en el comedor, comiendo una de las comidas más paupérrimas que jamás nos han servido en un albergue en uno de estos eventos: aparte de mala, las raciones eran como para críos de entre ocho y diez años. Críos anoréxicos, añado.

Pero eso tampoco es lo importante.

Como sabía que llegaríamos tarde, fui con parte del disfraz puesto. El peor disfraz que he llevado a un vivo, debo decir, porque no me había dado tiempo a terminar lo que me estaba cosiendo. Y aunque me hubiese dado tiempo, era terciopelo y siendo primeros de septiembre, si llego a habérmelo puesto hubiese muerto de calor en media hora. Menuda estaba cayendo. Ni sierra, ni Ávila, ni nada de nada: de los treinta y cinco no bajamos hasta que se puso el sol.

Y, por fin, lo importante.

Llevaba puestos unos pantalones de licra mate negros pegados a la piel, una camiseta de licra negra pegada a la piel y cortita que dejaba ver el ombligo, y unas botas altas aterciopeladas y también ajustadas. Acelerados y hambrientos, enfilamos el comedor.

Y entré. El hasta ese momento ruidoso comedor del albergue quedó sumido en silencio. Unos cincuenta pares de ojos me mirarón y, lo juro, pude escuchar algún que otro síntoma respiratorio de alborozo.

Fue mi momento de gloria. Ese momento en que sentí reconocido mi "estar buena". Ese mismo "estar buena" que ya no volveré a recuperar, aunque estoy intentándo acercarme al menos un poco. Vivir en Inglaterra, la depresión, la medicación y un saber apreciar la comida decididamente exagerado me llevaron a pesar en algún momento hasta treinta y cinco kilos más que en ese momento, aunque ya sólo lo supero por unos quince o veninte.

En cuanto llegue a casa, os subo la foto de ese evento, con disfraz completo.
Ya he llegado a casa. La foto prometida.

Zirbeth, cuando era joven y bella...

Disculpad este momento de inmodestia. Pero, cual abuelita, me gusta recordar esos aspectos del pasado que son mejores que en el presente. Y que asumo que no volverán.

Zirbêth.

sábado, marzo 13, 2010

BORN OF HOPE

Esta mañana tenía pensado sacar mi vena hiperactiva y:
- Limpiar el baño.
- Limpiar lo que me faltó ayer de la cocina.
- Limpiar el dormitorio, cambiando sábanas y esas cosas.
- Poner una lavadora y arreglar ropas.
- Terminar un post a medio escribir fruto de la convivencia con mis gatos.
- Estudiar, si me daba tiempo (aunque eso estaba más bien pensado para la tarde que empieza ya).

En cambio, he hecho lo siguiente:
- Despedirme de F. sin ninguna gana de que se fuese.
- Pensar en F.
- Pensar en lo mucho que me gustaría que F. estuviese en casa conmigo.
- Fantasear con F. y yo frente a una chimenea y sobre una mullida alfombra.
- Desayunar leyendo Facebook.
- Leer por encima periódicos y diversos blogs.
- Cabrearme con la política.
- Avergonzarme del país en el que vivo.
- Firmar un manifiesto de maestros y profesores.
- Salvar un post a medio escribir fruto de la convivencia con mis gatos.
- Subir a Facebook diversos enlaces, entre ellos el del artículo que he reproducido aquí justo antes de este post.
- Encontrar el enlace perdido de cierta fanmovie y acordarme de que tenía pendiente verla.
- Ver dicho fanfilm y conmoverme hasta casi las lágrimas.
- Morirme de envidia porque yo quiero hacer algo así.
- Sentirme frustrada por no haberme enterado de que se estaba haciendo cuando se estaba haciendo y haber participado de algún modo en él, aunque hubiese sido con un donativo, o cosiendo...
- Escribir este post para rogaros encarecidamente que veáis Born of Hope.

Y, como diría Gandalf: ¡Corred, insensatos!

Zirbêth.

"CADA DÍA SOMOS MÁS Y NO NOS VAN A PARAR"

Willy Toledo
Rebelión


En esos días los marines ya andaban tomando posiciones en Haití, el pueblo afgano enterraba a sus muertos tras la última masacre cometida sin querer en nombre de su libertad y su dignidad, la mayor fosa común encontrada en América, con dos mil cadáveres descuartizados, se sellaba en Colombia con tierra nueva y censura antigua protegiendo a los responsables de cavar el agujero.
El periódico Egunkaria seguía secuestrado y sus trabajadores periodistas (que no empleados, como se lleva ahora) silenciados; un palestino miembro de Hamás fue asesinado fuera de su tierra por un grupo de sicarios en nombre de Israel con pasaportes (pasaporte físico, del otro también) de distintas democracias europeas escrupulosas defensoras de los derechos humanos.
El cincuenta por ciento de la riqueza mundial seguía en manos de las cien familias más poderosas del planeta y Tony Blair, José María Aznar, George Bush, el grande y el chico, y Javier Solana disfrutaban de todos los respetos y beneficios obtenidos en pago por sus crímenes de guerra.
En fin, abreviando que me voy, los banqueros seguían en la calle y los políticos que nos mienten y los jueces para la democracia que los protegen (a políticos y banqueros) andaban entretenidos en sepultar para siempre -para que no queden dudas de que nunca existió, por si acaso se repite- la Memoria Histórica; la Memoria Histórica del pueblo aplastado, claro, no la memoria histórica de esa democracia que nos dejó a modo de advertencia, impuesto por las urnas y bajo las armas, a un rey que guarda consigo las llaves que cierran el paso a la sepultura del pasado que esconde la brutal y dura verdad; y una vez en faena, aprovechan para enterrar también al juez ambiguo que, no hay que olvidarlo, ha ilegalizado partidos políticos demasiado incómodos y respaldados por parte de la población, emprendiendo en casa el equivalente patrio de la guerra global contra el terrorismo que se ha dado en llamar el "entorno de ETA", una guerra que recurre también al método de la tortura y que, dicho sea de paso, no sólo este “entorno” parece sufrir.
Si se puede ir a más, siempre hay alguien que se anima. Todo discurría bajo la extraordinaria placidez descrita (que algunos recuerdan que se vivía ya desde cuarenta años antes de la muerte, como la vida demasiado plácida para mi gusto, del dictador), cuando un ciudadano, con más acceso a los micros de lo que sería deseable y un pensamiento compartido por millones a quienes creían totalmente silenciados y neutralizados, empieza a ocupar un espacio extrañamente no ocupado por todo lo anterior. ¿Por qué? Porque se atreve a declarar a los periodistas presentes, ante los micrófonos y las cámaras de televisión, que los señores y señoras que les pagan y que les contrataron, no hace falta decirlo, obligándoles a aceptar las consecuencias que tendría cualquier cuestionamiento de la versión oficial obligatoria, por un interés económico pero sobre todo ideológico basado en el miedo nervioso a que se sepa y se contagie la verdad, manipulan, simplifican y mienten abiertamente sobre todo lo que tenga que ver con Cuba y su derecho irrenunciable a la determinación frente a la apisonadora del sistema financiero demócrata-fundamentalista del capital; y además les comunica que, a pesar de su voluntariosa y bienintencionada pero equivocada información, la persona por la que le preguntan no es un preso político, sino que estaba en la cárcel por delitos comunes.
Cuba. ¿Qué pasa con cuba? Algo importante y peligroso encuentran en que llegue sin la censura que ellos ejercen, y de la que acusan al gobierno cubano, el ejemplo imperfecto pero en tantas cosas válido de su Revolución. Empiezan las hostias. Esto no se puede permitir. Los medios de comunicación que utilizan las ondas y las imprentas, otorgadas a dedo las primeras a precios multimillonarios para mantener la mentira que les permitirá conservar sus privilegios abriendo y abriéndoles las puertas del poder y al poder de los bancos y los Parlamentos, deciden que ya está bien. Comienza la caza, no sólo del ciudadano en cuestión, sino, para dar una lección ejemplarizante, de todo aquél que ose informarse, formarse una opinión y rebatir por fin la corriente avasalladora de la posición única de toda persona que quiera ser digna de que la consideren una persona de bien. De pertenecer, como ellos dicen, al mundo libre. Ese ciudadano soy yo, y esos que deberíais tomar nota de mi ejemplo y no volver a intentarlo jamás sois vosotras y vosotros.
Ya estuve en otras, difíciles pero gratificantes; en algunas se consiguió la victoria, en otras todavía no, estaré en más batallas, pero ésta ha sido distinta. Dicen algunos que porque me la comí solo, negaban la posibilidad de cualquier apoyo. Las primeras horas lograron convencerme de que era así. Enseguida confirmé lo que a pesar del bombardeo, método preferido en cualquiera de sus significados por todos los arriba mencionados, que éramos muchos y muchas a los que trataban de pisotear y amedrentar. En el fondo ya lo sabía, y por eso escribo esta carta. Para mostrarme emocionado, fortalecido y conmovido al ver aquí, en estas paginas y en muchas otras de este territorio y de muchos otros, que la gente envía mensajes que demuestran que cada día somos más, que no nos van a parar y que está a punto de caérseles el montaje.
De ahí sale la reacción que conocen y utilizan mejor cuando sienten que el pueblo sabe de qué van y que ya no está dispuesto a callar: la violencia. Hoy leí que España alcanza estos días el récord en número de fuerzas de seguridad, de fuerzas todas bien armadas para la represión. Sabiendo que España es uno de los países europeos con menor índice de criminalidad y que aun así es, de todos, el que tiene el mayor número de población entre rejas, algunos cumpliendo en la práctica una cadena perpetua de momento ilegal en nuestro país; esa gigantesca cantidad de "cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado", tengamos por seguro, se debe a que no tienen ninguna confianza en la seguridad del sistema. Tienen que estar preparados para lo que saben que llegará. Sigamos adelante, sin desfallecer, este absolutismo demócrata que intentan hacernos tragar, tratando de negarnos la posibilidad de masticar para que no seamos capaces de saborear diciéndonos que no hay nada más que probar -bonita rima me ha salido aquí- se lo vamos a vomitar.
Queremos libertad. En estos días de pérdida definitiva de mi virginidad, abrumado por el poder ya conocido del poder, he aprendido muchas más lenguas que el latín. Lo hice lo mejor que pude. También cuando lo hice fatal. Quizás aprendí más sobre todo cuando lo hice fatal. Sé bien que había ojos y bocas (bocotas dijo alguno) sin el altavoz que se me ofrece a mí, pendientes de escuchar lo que ellos y ellas quisieran decir; sé que en algunos momentos les decepcioné. Sabed que también me decepcioné a mí mismo, pero tengo en cuenta -tenedlo en cuenta vosotros también- que sólo soy un ciudadano al que se le vino encima, como una apisonadora, lo que yo sentí como una responsabilidad para con todas las personas que sienten, como yo, que hay que responder a esta gente, que cuando nos dejan no podemos perder la rara oportunidad. Aun así, la presión y la obligación de utilizar los métodos que se me presentan para defenderme a mí y a todos los que caminamos de la mano en esta lucha por reivindicar, como dice Eric Fromm, no las leyes del hombre sino las leyes de la humanidad, me llevaron, sobre todo en una lamentable pero instructiva ocasión, a decir cosas que, puesto que no pienso, nunca debí decir. Tienen perfeccionada la máquina, que no les suele fallar, de infundir mediante la calumnia, la avalancha sin dar tiempo a respirar, sin escrúpulos, el mensaje falso de nuestra presunta soledad, el miedo que están seguros nos va a paralizar.
Yo, que ya he tomado nota, estaré en adelante más atento. Es importante para mí, como creo que es importante para todos, la tribuna que se me ofrece, lo que pueda pensar la gente que está leyendo esto. Estoy ahí, con toda esta gente, como uno más. Tengo el altavoz, hasta nueva orden que temo y sé que pronto llegará como muchos ya han comprobado en sus carnes, y hasta entonces espero saber aprovecharlo.
Gracias de nuevo a todas y todos. Gracias por pelear. Gracias a la gente que admiro y que contribuye con su trabajo y su generosa solidaridad a que nos podamos informar desde un prisma más cercano a la realidad y que dijeron cosas en mi defensa, en nuestra defensa, que de verdad consiguieron emocionarme. Gracias a Julián y Alberto por su tiempo, solidaridad y comprensión al ayudarme tanto con las palabras que quería decir pero no pude o no supe escribir. Gracias a mi compañero antiguo, aunque tan esporádico, Carlo Frabetti, a Pascual, a Belén, a Santiago y a Carlos por ser los primeros en hacerme ver que no estaba solo, por ser mis compañeros nuevos. Gracias a todas. Gracias a todos. Por la poesía. Por maldecir la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que lavándose las manos se desentienden y evaden, por maldecir la poesía de quien no toma partido hasta mancharse. Gracias a los muchos y muchas que enviaron sus mensajes de solidaridad con los que me recordaron de nuevo de qué lado quiero estar.

jueves, marzo 11, 2010

DEVASTACIÓN

El año pasado, creo, me leí los detestables libros de la saga Crepúsculo (Corpúsculo, para los amigos). Creo que fue el año pasado, no que me los leí: sé que me los leí. En fin...

"Crepúsculo: la historia de una muchacha con problemas mentales que se debate entre la zoofilia y la necrofilia". Como bien dijo N. en el caralibro, la mejor de las sinopsis.

No voy a ponerme, a estas alturas del cuento, a hacer un despotrique detallado de lo escrito, mejor dicho, perpetrado por Stephenie Meyer. Sólo diré que ha hecho más daño a los vampiros de lo que jamás hubiese soñado Van Helsing. Basta asomarse a un kiosko para comprobar con nuestros propios (y pobres) ojos que ha sido el desencadenante editorial de una desgraciada serie de novelas románticas de vampiros que ha llegado a su culmen en forma de novelas románticas de chupasangres descafeinados que... Lo dejo, o acabaré llorando. O vomitando. O llorando mientras vomito...

Sin embargo...

-¿Cómo que sin embargo?- diréis.

Pues fíjate, hay un sin embargo. Un sin embargo subjetivo, poco divertido, poco interesante, poco "sin embargo", vamos.

En el segundo libro, el más coñazo, sin duda alguna, eso que se supone es un vampiro deja a la protagonista. Y ella siente algo que no le deseo a casi nadie en esta vida: devastación. Sufrir una pérdida emocional de tal magnitud que la vida deja de tener sentido y queda copada, absorbida, por el dolor. Un dolor tan grande que dejas de ser, y por el que serías capaz de dejarte morir con tal de dejar de sentirlo. Abrumador.

Por ese motivo, por ese pequeño detalle, una pequeña, minúscula, microscópica parte de mí, siente algo de simpatía por esos dichosos libros. Tras toda la basura de sus páginas, encontré un retalito de verdad.

Zirbêth.

CONTRASTES

El abuelo de mi hermana gustaba de los bocadillos de salami con mermelada. Yo lo miraba y no daba crédito. Ya crecidita, recuerdo cierta ocasión en que pedí una tostada de sobrasada y queso, y me sentí objeto de alta traición cuando, al incarle el diente, descubrí que la habían cubierto de miel.Ciertos contrastes me pueden. Una cosa es poner, por ejemplo, pasas en una ensalada, y otra cosa es... cualquiera de los dos ejemplos anteriores.

Cada mañana, paso delante del maravilloso edificio de la Biblioteca Nacional. Es imponente, robusto, hermoso y, claro está muy clásico. Neoclásico helenístico, para ser exactos, parece un templo y, para qué engañarnos, lo es: un templo a la cultura y el arte. Escaleras, columnas, estatuas, todo de piedra y hierro. Una gozada, vamos.


Pues bien, junto a la fachada y en un cuadrado de setos, han colocado una escultura, "Leaning Clarinet, elaborada por los artistas Claes Oldenburg y Coosje van Bruggeun" (copio de la web de la biublioteca, directamente). De arte no tengo ni idea, lo reconozco. La mayor parte de las veces que alguien me muestra lo que se ha hecho en este campo durante el último siglo, me cuesta mucho pensar en ello como arte. Me temo que rara vez pasan de ser espectáculo. Otras muchas, son sencillamente mamarrachadas. Para mi gusto, conste. Que nadie se me ofusque. Aquí tenéis la obra.
Así, separadas las fotografías, tal vez no os hagáis una idea de lo que quiero decir. De hecho, la escultura pasa casi desapercibida. Yo la vi porque es azul, y el azul siempre atrae mis ojos.

Eso sí, tardé bastante en darme cuenta de que era una escultura. Al principio, pensé que era algún trasto de mantenimiento de jardinería, allí en medio de los setos, casi escondida. Si es una escultura, si es arte, pensé al darme cuenta de lo que era, lo suyo sería ponerla en un sitio en que sí se viese.

Después, viendo el contraste, llegué a la conclusión de que mejor dejarla donde estaba. Tan escondida como atrás dejé yo aquellos bocadillos de salami y mermelada.

Zirbêth

jueves, marzo 04, 2010

A PIERNA SUELTA

Este es mi cuarto día de baja médica. Tremenda faringitis. Me empezó el miércoles de la semana pasada, pero pese a ir encontrándome cada vez peor, no quise dejar de ir a la ofi. Como suele ocurrir en estos casos, al final me puse tan peor que me he tenido que quedar metida en casa cuatro abominables días. Sin contar el fin de semana.

Vale, no han sido abominables, sólo muy aburridos. Y, vale, sólo han sido parcialmente aburridos. No se aburre una cuando está durmiendo tooodo el día. O cuando un chico encantador le hace un abrumador regalo por su cumple y no para de venir a verla para cuidarla, aún cuando una pasa buena parte del tiempo durmiendo.

Durmiendo, una no se aburre. No importa que Neil Gaiman se empeñe en dar a Morpheo un aspecto lánguido y ausente, Sandman es hiperactivo. Seguro que, cuando no aparece en los cómics, el tipo está machacándose en el gimnasio, es adicto a los anabolizantes y a los vídeos de Jane Fonda... Porque a mí, con sus visitas, me deja agotada.

Unas veces, recorremos medio mundo, casi siempre volando, participando en batallas, huyendo de tiranosaurios, cabalgando sobre mearas, salvando el mundo, o condenándolo. Mi actividad onírica deja los efectos especiales de Avatar a la altura del chicle que llevas pegado en la suela del zapato.

Otras, aparecen en mis sueños esas personas que han significado mucho en mi vida, o aún son tan importantes, y las cosas que pasan, las conversaciones que tenemos, son tan intensas y a veces dolorosas, que me despierto con una auténtica resaca emocional. Eso sí, suelen ser sueños de lo más reveladores. Lástima que la revelación en sí se me olvide tan pronto y sólo me quede la resaca.

Hace unas horas, me dieron el alta. Lo he celebrado durmiendo. ¡Estoy agotada!

Zirbêth.

miércoles, marzo 03, 2010

SAMARKANDA

Todo empezó con Constantinopla, en realidad. La realidad, por supuesto, tiene muy poco que ver aquí. En cambio, sí que tiene que ver con la fotografía.

L., una buena mañana, de esas mañanas en que estoy medio dormida y no me entero de nada, manuseó su correo. Allí, entre cartas de clientes y más cartas de clientes, la copiosa correspondencia empresarial (tres o cuatro facturas y varios cientos de kilos de extractos bancarios) estaba Constantinopla. Moreno, delgado y sonriente, incitaba a quien le mirase a ir a comer en cierto restaurante de comida pseudosana. No sé si tuvo éxito como campaña consumista, pero la susodicha foto pasó a estar colgada de la pantalla del ordenador de L., a llamarse Constantinopla y a ser su "novio". Todo coña, por supuesto. Si no fuese porque...

Unas semanas después, llaman la puerta de la ofi y un amable señor (supongo, porque no abrí la puerta yo) aparece con un precioso ramo de flores blancas (no recuerdo cuales) para L., quien se puso roja como rara vez la he visto. Pese a tosdas las bromas y chanzas, todos nos alegramos mucho por ella y su nueva relación. Y no me refiero a Constantinopla, claro está.

Pasó la Navidad, pasaron las vacaciones y llegó el horrible mes de enero y sus cierres de año, impuestos trimestrales, impuestos anuales, aperturas de año, y un buen puñado de interminables audotirías e inspecciones. La poagre, vamos. Y con todo ello, el fin de una era, o poco menos. Y el principio de otra. Porque, un buen día, con las cartas de las empresas (las tres o cuatro facturas y los quinientos kilos de extractos bancarios de costumbre) llegó a la oficina el esplendoroso Samarkanda. Moreno, atlético y sonriente Samarkanda. Morenazo de bandera que acabó colgando del calendario colgante que cuelga de mi monitor. Está más bueno que Constantinopla, la verdad, pero también es como más corporativo, con su traje de chaqueta y su apostura blanquecinamente sonriente. Sobre fondo rojo. El nombre, se lo puso E., que estuvo muy acertado ese día. Y es que, ¿acaso sólo L. iba a poder tener un colgante novio fotográfico? Yo también tenía derecho, leñe.

Unas semanas más tarde, un chico delgaducho, pelilargo y blancurrio me propuso hablar de literatura y cine en persona, y al proponérmelo me puse roja como un tomate relleno de salmonete y coronado de fresones sobre una base de rabanillos con sobrasada. Menos mal que nadie me vio, o nadie con capacidad de contarlo luego, que es una manera enrevesada de decir que los gatos no cuentan.

Al día siguiente me planté en su trabajo para concretar. De lo cual él dedujo que me gustaba. Es un lince.

Por supuesto, a los pocos días ya se sabía en la oficina que la nena había triunfado. Es lo que tiene que te hagan un par de chupones y ser visualmente feliz (más que de costumbre). De repente, Constantinopla y Samarkanda pasaron de ser novios fotográficos de broma a efectivísimos amuletos consiguenovios, que ríase usted de San Antonio, la fuente de los siete caños de la gruta de la virgen Covadonga y demás recursos cristianos al uso.

Y si no, pregunten a J. cuánto tardó en buscarse un mozo al que bautizar con un exótico nombre de ciudad exotica y colgarlo del monitor de su ordenador.

Zirbêth.

lunes, marzo 01, 2010

TREINTA Y UNO

Sí señor, ya me ha caído otro más. Ya son treinta y uno...s cuantos.

Para colmo, he pasado mi cumple en casa, con la garganta de alguien que ha bebido un batido de cristales y alambre de espinos. De hecho, aquí sigo. ¿No pensaríais que me iban a dejar que escribiese en el blog desde mi curro, verdad? Ya sé que hay quien incluso juega al WoW en el curro, pero no es mi caso. En mi ofi, se curra. Y también se pierde el tiempo de vez en cuando, pero no en Internet.

Pese a lo de estar malita y tal, la verdad es que ha sido un cumpleaños feliz. Lleva siendo, en general, un Febrero feliz, y eso que hasta yo estoy ya harta del frío, la lluvia y, en general, el invierno. No es que quiera que llegue el verano, los dioses me libren. Pero que afloje un poco el clima para que no trabaje para Endesa estaría genial.

Mientras tanto, en el Palacio de Justicia...

Supongo que, quien más, quien menos, todos habéis oído aquello de "Lo mismo que el fuego fatuo lo mismito es el querer...". Yo no le estaba huyendo, tampoco soy tan extremista, pero sí que estaba solazándome en mi soledad relajada, sin las turbulencias que, por costumbre (mala costumbre) el amor suele significar para mí. Me da miedo decirlo, porque si habitualmente soy una gafe declarada para las colas del supermercado, para los asuntos del corazón me salgo de las estadísticas. No me dejan concursar por dopaje, vamos. Por eso, desde que hace aproximadamente un mes un chico encantador...

Pero no, lo estoy contando mal. Esto se remonta a..., mmm, ..., pongamos que a antes de Navidad. Navidad = regalos. Para mí, eso casi siempre significa libros. Así que me dirigí a mi librería habitual: necesitaba los regalos de Saruman y Derrilyn. Allí, trabaja F. a quien llevo viendo desde hará tranquilamente año y medio, y que tenía las costumbres de llamarme señora y de atenderme con exquisita atención, pese a que, por lo general, le amenazaba con una muerte dolorosa y lenta si seguía llamándome señora y a que casi siempre tengo el modo gamberra on cuando voy allí (modo incentivado por la casi constante compañía de J. y todo lo que nuestra mente colmena conlleva).

En esta ocasión, creo, no me llamó señora. Le pedí ayuda para regalar sendos libros a sendos frikies. Por su aspecto sospechaba que él era de los nuestros (la hermandad de los frikies), aunque no las tenía todas conmigo: tal vez se tratase de un simple excéntrico (si es que un excéntrico puede ser simple).

J. nos contemplaba. Al parecer, lleva tiempo haciéndolo. La mente colmena nunca descansa. Se aleja F. y J. me dice, "¿Oye, te gusta F.? Pongo cara de poker (supongo), no entiendo la pregunta o, mejor dicho, no entiendo el porque de la pregunta. "No, bueno, me cae bien, es simpático". J. sonríe de medio lado. Fin de la transmisión.

Como es fiki, intercambiamos algo de información y le ofrezco mi caralibro, para poder darle más y más precisa sobre roles en vivo y desmanes varios. Entonces, llega la Navidad y todo lo que esta conlleva y mi memoria de pez lo confunde todo. Sé que me llega su solicitud de amistad, que al menos hablamos una vez por el chat antes del siguiente episodio que recuerdo con lucidez.

Vengo del cine, de ver Avatar por segunda vez. Estoy visualmente entusiasmada, cansada hasta decir basta y, aún así, entro a mirar el correo y el facebook. Y me salta F. por chat. Hablamos de cine, de literatura, de ambos... pero estoy muy cansada y al día siguiente toca madrugón. "Seguimos la conversación en otro momento, por aquí, o en persona". "Mejor en persona...". Y ante esas palabras a mí me da un subidón de emoción, me pongo colarada, me da la risa, sola, en casa, y me acuerdo de la pregunta de J. "¿Oye, te gusta F.?", y su sonrisa de medio lado. ¡Será cabrón, lo sabía antes que yo!

Sí, me gusta F. No sé muy bien porque, no sé hasta que punto. Pero rememoro mis visitas a la librería y me descubro mirándole con una sonrisa especial. ¡Caramba, me gusta un chico! ¡No puedo creerlo! Zirbêth, te gusta un chico. Un chico que para nada se parece al tipo de chico que te suele gustar...

Ahora mismo, está durmiendo en mi cama. Yo me he levantado a llamar al médico, porque sigo con fiebre y la garganta fatal. Bueno, de eso hace una hora, más o menos. Como decía, me da miedo siquiera hablar de ello. Ya sabemos todos lo mal que se me dan las relaciones de pareja. Pero es encantador, dulce, divertido, tierno, detallista, comprensivo, generoso. Cada vez tengo más miedo.

No, no es cierto. Cada vez soy más feliz. Febrero ha sido un mes maravilloso. Haré todo lo posible para que Marzo sea tan bueno como su predecesor.

Zirbêth.