domingo, marzo 01, 2009

POR DEFINICIÓN

Prevaricación
(Del lat. praevaricatĭo, -ōnis).

1. f. Der. Delito consistente en dictar a sabiendas una resolución injusta una autoridad, un juez o un funcionario.

Decididamente, no se puede acusar a Garzón de esto. Como mucho, de levantar la alfombra y ponerse a airear la mierda.

Lástima que no lo haga con más alfombras, y más a menudo. Pero, sobre todo, lástima que en este país de El Buscón, ningún pícaro jamás dimita.

Aguirre, Camps y compañía: ¡dimisión!

Y una ley por la cual si te presentas a unas elecciones por un partido, y una vez elegido "te da por cambiar" de bando, el cargo y los votos pasen al siguiente de la lista por la que fuiste votado. Ni un sólo Tamayo y Sanz más.

Qué vergüenza.

Zirbêth.

OTRO MÁS

Pues sí, ya me ha caído otro año más. y aunque ha llegado poco a poco, en trescientos sesenta y cinco cómodos plazos, al final, como las colecciones por fascículos, pesa igual. Y, sin embargo, aquí estoy adquiriendo ya la primera entrega del próximo año. No tengo remedio.

Ayer, como ya viene siendo casi habitual, pasé el día en casa de mi mami (hola, mami). Regalitos y kilo y medio de cordero del que dimos opípara cuenta entre Pedro y yo. Espero que esta vez, de verdad, haya sido un homenaje despedida antes de ponerme, de una puñetera vez, a dieta. Buena falta me hace. Quiero volver a entrar en mis maravillosos vestidos de hace cuatro años. Y que la armadura sexy para Las crónicas de Hyboria, de verdad me quede sexy.

A eso de las diez y algo de la noche, me dieron el mejor de los regalos. De esos que te hacen pensar que, por fin, llegaste a buen puerto y que, a partir de ahora, tendrás que plantearte todo eso que de peque dabas por sentado. El orden natural de las cosas parece que llama a mi puerta. Voy a abrirle una rendija, a ver qué tal.

Amor correspondido.

En otro orden de cosas, tengo que dejar de trabajar tanto. Me quedo sin energía y luego me voy arrastrando por los rincones, aparte de que no me queda fuerza para disfrutar de nada. Tiempo para mí misma, dice M. Yo creo que también para él, jejeje.

Para empezar, voy a cerrar esto y a pegarle un buen repaso a mi cuarto, que es una leonera. Desde hace demasiado tiempo.

Treinta y seis. Qué barbaridad.

Zirbêth.