domingo, mayo 25, 2008

MERMELADA

Decía el otro día Igrein que en su vida había dicho y hecho muchas gilipolleces. Yo quiero concretar un poco y decir que, en la vida adolescente, la proporción de cosas que se dicen y hacen que son gilipolleces es apabullante. Es decir, que cuando te haces mayor, y miras atrás, cosa poco recomendable a la vez que necesaria, te das cuenta de que, con suerte, de adolescente eras idiota, y sin ella, un completo gilipollas. Si hay algún adolescente en la sala, estoy convencida de que dentro de veinte años me dará la razón. Ahora, mándeme al la mierda sin contemplaciones, que es lo que corresponde a la edad de la gilipollez en que se encuentra.

¿Por qué digo esto? Porque las retrospectivas, salvo en el arte, hacen sonrojarse a todo el mundo. De adolescente pensaba que los adultos estaban llenos de prejuicios, de amargura. Que estaban tan cansados que ya no eran capaces de ver que el mundo era algo distinto de lo9 que ellos pensaban y que, por supuesto, no tenían ni idea de lo que era ser adolescente. Pues bien, ser adolescente es una mierda. Lo digo porque ser adulto es tratar de dejar atrás la adolescencia sin lograrlo. La vida es tan impredecible que siempre te sientes como un adlescente por una razón u otra. Si alguna ventaja tiene la vida adulta, es que cuando dices gilipolleces como la que estoy diciendo ahora, eres mucho más consciente de estar diciéndola.

Hala, ya he desbarrado un rato. Ahora, algo en serio. La adolescente que fui estaba llena de prejuicios e ideas preconcebidas, sobre todo en lo que a mí misma se refería. Si alguna vez tengo hijos, espero ser capaz de enseñarles al menos esa lección que tan tardíamente he aprendido: cuando estés convencido de algo que a ti se refiera, ponte en duda automáticamente.

Por otro lado.

Por otro lado, me duele todo el cuerpo. ¡Qué mayor estoy! La semana pasada vine andando del curro todos los días, menos el viernes, por la lluvia. Y me duele todo, jajaja. Me ha sentado estupendamente, pero qué cansada acabé. A ver si en unas semanas me acostumbro y me desenquiloso, que madre mía, qué triste es que la energía de para tan poco...

Además.

Además, ya que hablamos de tristezas que no me entristecen de veras, debo decir que mi personaje de WoW y yo tenemos algo miserable en común: lo miserable de nuestras cuentas corrientes, jajaja. De hecho, mi personaje tiene más pasta que yo. Menos mal que se acaba Mayo y cobraré un sueldo completo. Necesito poder hacer algo más que ir al curro y jugar al WoW o leer. De hecho, me muero de ganas de gastar. Tengo un ataque pseudoconsumista y quiero algunas cosillas: un cómic que he visto, "Camelot 3000" (se admiten consejos y críticas); un armario, aunque sea de segunda mano, alto y espacioso para mis vestidos maravillosos; una bici estática, a ver si así, mientras juego al WoW, muevo las piernas, jajaja; un viaje, ya planeado y reservado, a mi infancia y mis recuerdos; una cremita rwafirmante para el cuerpo; alguna comida en la calle, algún cine (estrenan Hulk), algún vicio lector; algo de ropa de verano, aunque como estoy tan gordita me da algo de pereza; ¡telas!, que se avecinan eventos; pagar para que me terminen cierto traje maravilloso; etc., etc., etc.

Está claro que ni de coña voy a poder hacer tantas cosas, pero poquito a poco, poquito a poco, jejeje.

Bueno, ya está bien de escribir esta mañana. Voy a planchar y a, mmmm, no sé: ¿leer hasta sobarme? ¿Jugar al WoW?.

Por cierto, y volviendo a lo de las gilipolleces. Muchas veces, medio en broma medio en serio, les digo a mis amigas madres que prefiero tener gato a bebé, porque cuando Drunna se pone pesada la echo del dormitorio y ya está, mientras que ellas no pueden hacer eso con sus niños. Just for the record: sé que lo que digo es una gilipollez. No tengo ni idea de lo que ser madre supone, ni para bien ni para mal. Es una experiencia que aún no he vivido. Pero se me antoja que, al igual que mi madre me dice que ella no podría aguantar lo de la casa llena de pelos por los gatos y yo le contesto que me compensa porque me hacen feliz, los de un bebé debe ser algo parecido, pero más intenso.

Y una pregunta al viento: ¿cuáles son las razones adecuadas para tener un hijo?

Zirbêth, apurando el tiempo.

BESTSELLER

Los bestseller son a los libros lo que los purés a la comida: no hay que masticarlos, se comen rápido y se digieren a más velocidad aún, pero algunos hasta están buenos. Como últimamente el trabajo está resultando tan agotador, me estoy dando una enorme mano de puré. Quiero decir, de bestsellers. Al menos, en comparación con mi media.

Como llevo cosa de un año (es un decir) que me apetece mucho la novela policiaca, y como no consigo encontrar en las librerías el siguiente de mi querido Harry Bosh, al final cedí a la tentación y me compré "Todo lo que muere", título que me llamaba la atención tanto como el estar en todas partes expuesto me reperlía. Al final, acertó mi intuición, porque deja bastante que desear: inconsistencia de la personalidad del prota (aunque hay tanto humano real inconsistente que no sé muy bien de qué me quejo), previsibilidad de los acontecimientos (supe enseguida quien era el asesino), y esa extraña sensación de que lo que tenía entre las manos era un producto y no un libro.

[Inciso: Debo decir que me pasa eso mucho últimamente. Con los libros menos, pero con la música y el cine, puffff. Parece que lo que durante un tiempo fue un adelanto tecnológico que se hizo arte, pasó una temporada de entretenimieno sincero para acabar convirtiéndose en mero producto que hay que consumir. El consumismo capitalista ha hecho de todo una gran mentira. Fin del inciso.]

El mismo día que me compré "Todo lo que muere" (me sigue sonando genial el título, curiosamente una mala traducción del original, sic), caí en la tentación de otro bestseller, este enoooorme, requetegordo, multipaginario y con un pésimo título, pero con el que me lo estoy pasando muy bien. No deja de ser uno de esos guiones de peli de serie B, de los que hemos visto en series de TV de ciencia ficción catastofrista ya unos cuantos, pero, oye, cómo lo estoy disfrutando. Me recuerda un poco a esa serie que tanto me gustó y de la que no ha habido continuación llamada "Surface" (era así, ¿no?), con la que pasé uno de los momentos más angustiantes y de mieditis de los que puedo recordar en mucho tiempo. De hecho, cada vez que uno de los protas se interna en el mar, se me hace un horroroso nudo en el estómago y el corazón me late mucho más deprisa. ¡Es genial! Por cierto, el libro se llama "El quinto día", y va de que los mares y océanos pasan al contraataque y le plantan cara a los humanos. O eso creo, que apenas llevo ciento ochenta páginas de las mil ciento setenta y seis de la edición de bolsillo. Lo admito, ¡sigo sintiendo una extraña emoción infantil cada vez que tomo entre mis manos un libraco de esas proporciones!

Así que ahí ando. Leyendo bestsellers porque estoy demasiado cansada para leer nada más complejo. Regocijándome en una aventurilla de las de castástrofe merecida por lo malo que es el ser humano con el planeta, contribuyendo a que un tipo y las editoriales saquen pasta de los detritos del ser humano, esos que siempre digo que que nos abocan a nuestra propia destrucción. A lo mejor, libros como este consiguen que algunos se sensibilicen, aunque mientras los codiciosos dirigan el mundo y la masa perezosa les dejen, de poco va a servir. Aún así, sonrío.

Zirbêth, asustada por las ballenas que observan a los observadores.

martes, mayo 20, 2008

ME GUSTA

Sé que sólo llevo un mes, pero tengo que decirlo: me gusta, me gusta, ¡me gusta mi nueva oficina!

Zirbêth, feliz.

sábado, mayo 17, 2008

PREPARADOS, LISTOS... ¡YA ESTÁ AQUÍ LA NUEVA ESPECULACIÓN!

El chollo del ladrillo se acabó, por el momento, para los grandes especuladores. Pero que nadie se preocupe por sus desdichas. Ya han encontrado otra cosa con la que especular: la comida.

¿O cómo llamaríais vosotros a que del campo a la tienda una lechuga aumente su precio en un seiscientos por cien?

Pues eso.

Zirbêth, hasta las narices.

POSTDATA

Si el amor de mi vida anda por ahí, que tenga en cuenta que ya tengo una edad y si tardamos mucho en encontrarnos se me puede pasar el arroz. Lo digo por si quiere tener hijos. Es que preferiría no esperar a los cuarenta para ponerme a ello, ya sabes...

Zirbêth, reloj biológico on.

AMOR

Leyendo blogs ajenos, encuentro cosas que no dejan de sorprenderme. A estas alturas no debería ser una de ellas lo diferente que es el amor para cada persona. ¿Cómo puede ser que alguien que ves con pareja, que te habla de su felicidad, que parece una pareja estable, se rompa, y al poco tiempo ya esté esa misma persona hablándote de una nueva pareja? No me cabe en la cabeza, de verdad que no. No sé si, además, siento un poco de envidia.

Una vez, C. me dijo que no sabía estar solo. Que quería mucho a su novia, pero que era incapaz de pasarse sin su pareja, sin una pareja, más de una semana. Me quedé a cuadros. Primero, porque a mí me pasa todo lo contrario, que no puedo estar sin mí pareja, pero puedo estar perfectamente sin pareja (es más, me cuesta estar en pareja). Segundo, porque a esas alturas de la película ya debería haberme dado cuenta.

Amor es para mí un sentimiento muy profundo, a la vez que muy difícil de sentir. Curiosamente, cuando aparece es clarísimo. No salgo con alguien si no tengo claro que le quiero. Sin embargo, mucha gente empieza a salir cuando tan sólo se gustan ligeramenmte, y luego construyen el amor sobre eso. De verdad, me da envidia. Lo más parecido a un amor de lento crecimiento que he sentido alguna vez, se concretó en semanas. Preferiría una amplia gama de grises, en este campo.

Bueno, da igual. Supongo que mi próximo amor anda por ahí. A ver si coincidimos. Mientras, disfrutaré de mi soledad. Porque puede que, el próximo amor se quede y ya no vuelva a estar sola nunca más. ¡Qué vértigo!

Zirbêth.

RESACA Y FIEBRE

Creo que ya lo he contado antes. De pequeñaja, si alguien me gritaba enfadado, me impresionaba tanto que me quedaba inconsciente. Al menos, eso es lo que mi mami me ha contado. Es decir, que lo de ser hipersensible me viene de antiguo.

Llevo ya varios findes que, al llegar el viernes, me encuentro agotada y sólo pienso en estar tranquilita en casa, en dormir, en descansar y no ver a nadie. De hecho, ya van dos semanas que paso el finde en casa con fiebre y apenas un poco de picor de garganta que insinúe una posible infección que justifique la misma.

Francamente, creo que es resaca. Resaca de cambios y tensiones. Han sido unos meses muy intensos, entre unas cosas y otras. Para otro tal vez no lo sería, pero yo soy terreno fértil para estás "afecciones".

Primero, la neumonía, el buscar piso, Fitur. Luego la mudanza, los problemas en el mi antiguo curro, el tomar la decisión de irme. El miedo, el tragarme la ira, la sensación de indefensión. Los gastos, el lanzarme al master. Siempre que paso tensiones y cambios, reacciono metiéndome en algún proyecto nuevo que, claro está, me satura en momentos en que no debería cargarme con más cosas; de algún modo necesito saber que hay algo nuevo en mi vida, potencialmente positivo, que me engrandece ante mis ojos y los de los demás; menudo absurdo. Las primeras semanas en un curro nuevo siempre son más complejas, más tensas. Tensión, esa es la palabra. Y no he hecho aún la traducción. Me falta la energía y, sobre todo, la fuerza de voluntad.

Me estoy aislando, encima. No quiero agobiarme, pero estoy sin pasta, así que no salgo. Entre la falta de pasta y el cansancio perenne, no me apetece quedar con nadie. Ni el sexo me apetece, ya ves.

Me apetece mi gata. Me vuelve a apetecer leer, que llevaba unos meses que apenas leía. Me apetece dormir y jugar al wow (apenas juego un día a la semana). De vez en cuando, me apetece pasear, pero en solitario. Me apetece un viaje, pero reconozco que casi en solitario. De ir con alguien, tendría que ser un acompañante silencioso, que buscase lo mismo que yo. Independencia, soledad, pero la seguridad de tener cerca a alguien. Libertad, soledad, autonomía, silencio.

A lo del silencio no está ayudando nada que en el paqruer de al lado de casa estén instalando lo que todas vistas augura una fiesta popular con cocierto. Algo me dice que esta noche no toca dormir.

Quiero dinero. Quiero poder disponer de mi dinero para escaparme. Irme al Rastro, que hace años y años que no voy. Irme a ver al bebé de Baya e Isildur, pero durmiendo en un hotel, por mi cuenta. Irme de viaje solitario los findes, o cuasi solitario. Unas vacaciones de un mes seguido con dinero. ¿Tendré alguna vez algo así? Permitidme que lo dude.

Estoy impaciente y saturada. Mala mezcla.

Zirbêth, mmrrrpuff.

sábado, mayo 10, 2008

4.200

No, no se trata del título de una peli. Son los gramos que ha pesado al nacer Eduardo, el segundo hijo de mi querida Baya de Oro. ¡Felicidades, muchas, muchas felicidades, supermamá! Y felicidades también a Isildur, padre de la tremenda criatura.

Zirbêth, re-tía.

viernes, mayo 09, 2008

NO PUEDO VIVIR SIN TI

Reconozco que, últimamente, estoy relativamente ascética. Sin embargo, hay algunas cosas que sé que no puedo estar sin ellas. Literalmente "no puedo vivir sin ti",

- Colacao light;
- palillos de las orejas;
- dulces;
- mi ordenador;
- mi cama;
- gatos;
- libros;
- telas suaves
- conexión a Internet;
- leche;


Y ahora mismo no se me ocurre nada más. Me voy a la cama, que estoy reventada de la semana de curro.

Zirbêth.

¿CÓMO?

¿Cómo decirte que mi cariño por ti es tan grande que me arriesgaría a perderte para que dejases de sufrir?

Zirbêth.

jueves, mayo 08, 2008

TE QUIERES IR, Y AHORA SABES EXACTAMENTE PORQUE

Es lo que me ha pasado con el smial. No con la STE, aunque se me haya pasado el plazo de pago este año. A ver si el mes que viene, con mi economía normalizada al menos en cuanto a integridad de sueldo, me puedo escapar una mañana al banco y zanjar esa cuestión.

Encontrar el smial es como encontrar el amor a primera vista. Al menos, fue así
para mí. Llevaba un año y medio largo en Madrid y aún no había encontrado algo que me llenase: ni pareja, ni trabajo, ni amigos de esos con los que de verdad te apetece estar. Yo nunca he sido muy de salidas nocturnas de fiesteo y tal. Más bien, he sido de tener unos amigos con los que compartir aficiones. En Madrid probé grupos de gente que se reunían para ir al cine, al teatro y tal. Probé un grupo de teatro, con quienes me lo pasaba muy bien, pero por unas cosas u otras cada vez se hizo más difícil reunirnos. Quedadas de canales de internet me llevaron a hacer uno de los mejores amigos que tengo, y por él llegué a las partidas de rol en vivo organizadas y multitudinarias. Esto me iba más. Era como lo del teatro, pero más intenso: elegir el personaje, hacerte el disfraz, preparate el atrezzo y, finalmente, perderte con un montón de frikis todo un finde, conocer gente nueva, hacer amigos y, si hay suerte, amantes o algo más. Fue en un rol en vivo donde conocí a la gente del smial. Poco después, me estaba preparando para participar en una mereth, haciéndome mi primer vestido maravilloso (me lo hicieron, aún no sabía coser). El smial parecía ser lo que siempre había buscado: un grupo de gente enamorada de la fantasía, creativa, saludable, amistosa y, lo que me pareció casi increible, que te aceptaban tal cual eras.

Debí desconfiar de mis impresiones, porque estaban claramente mediatizadas por mis necesidades. Aquel lugar fue el mejor lugar en el que había estado durante un tiempo. Después, me fui a Valinor, y al volver las cosas habían cambiado. Las cosas, la situación y, sobre todo, yo misma. Muchos de quienes eran para mí el smial se habían ido. Otros habían entrado, la mayoría más jóvenes. Intenté integrarme de nuevo, pese a todos los inconvenientes de los acontecimientos de entonces. Durante un tiempo, me creí de nuevo en casa. Me entregué con pasión durante un tiempo, hasta que reventé. Una vez habiendo reventado, no me quedo otra que alejarme. Y cuando por fin me fui recuperando, el sentido crítico apareció, y dejé de ver el smial como un lugar maravilloso para verlo como algo mucho más normal, vulgarizado y, en algunos sentidos, francamente empobrecido.

Pero todo eso puede ser también fruto de la mediatización: ahora, el cuerpo me pedía cosas que el smial ya no podía darme. Desde la necesidad de centrarme en el mundo real y entregar mi pasión al trabajo remunerado en lugar de al "por amor al arte, a estar con personas más de mi edad, dado que la media del smial ha bajado bastante, o yo me he hecho demasiado mayor. Las amarguras vividas en mi último año de entrega a los proyectos del smial ya no compensaban. El smial había cambiado, pero yo más.

Los últimos seis meses, sin embargo, como observadora muy lejana y externa, he ido dándome cuenta de que, además de todo lo mencionado, decididamente había algo en el smial que no me gustaba nada, aunque no era capaz de concretarlo, de verbalizarlo. Y, a diferencia de las otras cosas que ya he comentado, esta siempre estuvo presente, en mayor o menor medida, aunque con el paso del tiempo se ha ido acentuando, agravando, o será que como yo he madurado y cambiado ese algo que antes me parecía bien, y hasta hermoso, ahora es lo que me repatea y ratifica en mi decisión de irme del smial.

Porque, sí, me he ido del smial. Se me acabó el amor, ya que el enamoramiento terminó mucho antes. La razón de para la separación es esa tan manida de "incompatibilidad de caracteres". El enamoramiento lleva una buena dosis de admiración y otra buena porción de ceguera. La estrella brilla tanto que quieres ser parte de ella. Los pavos reales son preciosos, pero tarde o temprano cierran la cola y entonces te das cuenta de que un puñado de preciosas plumas no pueden esconder para siempre lo que no es más que un pájaro como cualquier otro. El ideal pierde fuerza y aparece la más o menos triste realidad, y aún mareado por los perfumes y el maquillaje, descubres que lo que parecía ser no es, y lo que se ansiaba ser ni siquiera se roza. El ideal sigue siendo utopía, y por eso siempre estará en algún lugar inalcanzable, para uno mismo y para la corrupción. Las ideas sublimes resurgen tras librarse de la imperfección de los actos humanos.

Pero me voy por las ramas. Trataré de concretar. El ideal que creí encontrar y que, me parece, durante un tiempo breve pero precioso, realmente viví, era el haber encontrado un lugar donde se me aceptaba como era, idealista y soñadora, porque en cierto modo todos éramos así. Númenor era el lugar donde los hombres hacían grandes cosas que otros hombres, en otros lugares, sólo soñaban. Un lugar de amistad y lealtad, como la propia Tierra Media, donde la esperanza más allá de la esperanza era la norma, el amor verdadero y eterno el único tipo de amor, y los amigos eran leales a los amigos, procurando siempre su bien, tratando de no pisar a nadie. Sobre todo, creí haber encontrado un lugar donde nadie me haría daño, porque parecía que ante todo se quería preservar el smial del dolor, del miedo, la manipulación, el deseo de poder, la codicia. Veía como la admiración era algo mutuo: todo el mundo parecía haber hecho algo genial que el resto recordaba y admiraba. Insisto en que creo que, durante un tiempo, fue así: una especie de paraiso. Pensé que, con el tiempo, a mí también me admirarían y me querrían, y que mi esfuerzo y entrega se verían recompensados con la confianza y el reconocimiento.

Todo eso es así si y sólo si haces las cosas según una serie de normas no escritas que es difícil concretar. Es smial tiene, o tenía, un núcleo formado por una serie de personas que parecían ser el alma y darle sentido a ese paraiso, y su modo de comportarse, de hacer las cosas, el modo a asumir por todos. En muchos aspectos, desde luego me parecía y parece el modo de hacer las cosas. En otros, decididamente no. Las voces disonantes son pronto acalladas. No es que no se les deje hablar, es que sus voces pasan casi siempre inadvertidas. "Siempre lo hacemos..." Y si no es lo de siempre, probablemente no se haga.

No creo que nadie trate de obligar a nadie. Es sólo que las ideas, antes frescas y vibrantes, se han secado, solidificado. O quizás en algún momento se dejó de entender su significado. Algunas personas parecen apoyarse en las ideas como si fuesen escalones que les llevasen a una indefinible torre. Otros tratan de introducir nuevas ideas, es cierto, pero se dan contra el muro de piedra de ¿esa misma torre? Es tan fácil dejarse llevar por lo que te dicen personas a las que quieres. Tan fácil dejar de hacer las cosas como crees que deberías hacerlas porque quieres ser querido. Aprecio, de verdad, la sabiduría de muchas personas, pero a veces la sabiduría es tal porque seguir esos consejos te lleva a alcanzar una metra concreta. Pero si tu meta es otra, ese mismo consejo te llevará, posiblemente, a no alcanzarla. Ese camino es bueno, no cabe duda, pero sólo te llevará a un destino, que puede ser un buen destino, pero no el destino que tu quieres.

En el smial, en algunos aspectos, a veces sentí que los planteamientos eran los mismos que los que en las elecciones llevan a pedir el voto único. El smial está formado por personas, y las personas son lo que hace al smial. Para proteger al smial, hay que proteger a las personas que lo integran. A veces, para proteger al smial hay que ser duro con las personas. Porque el smial, al menos el smial que me enamoró, el que yo quería y sentía que era parte de mí y yo de él, no ha sobrevivido a ciertas personas, porque en su momento esas personas apelaron al ideal para protegerse a sí mismas. De un modo retorcido, las personas se valieron de los ideales del smial para alcanzar torres de dudosa existencia, y en su escalada hicieron daño a otras personas del smial y, con ellas, al propio smial. Es duro amputarse un dedo, lo sé, pero es peor aún dejar que la infección alcance todo tu cuerpo. Si llega al corazón, será mortal.

Hay cosas que uno no debe hacer jamás. De las más importantes, jamás poner las ideas por encima de las personas. Nada hay más importante que las personas.

Ya no me sienro numenoreana. Sigo queriendo hacer cosas creativas, actuar, leer a Tolkien (y a tantos más...), disfrutar con lecturas de cuentos, con amigos de gustos afines. Pero no quiero tener que ser diplomática por imposición, no quiero tener que callar cuando veo a una persona aprovecharse de otra, quiero poder reclamar reconocimiento a mis méritos sin que por ello se considere que he dejado de merecerlo. Quiero que mis opiniones cuenten, pero no que se constituyan en la voz a escuchar. No quiero tener que hablar con gente a la que detesto porque "es lo correcto", ni callarme una verdad porque lo más diplomático es callar. Prefiero que alguien me odie por ser sincera a que me admire por ser obediente. Prefiero arriesgarme a errar a dejar que otros decidan por mí.

Zirbêth, "... cuando el amor se olvida, ¿sabes tú adónde va?".

lunes, mayo 05, 2008

ME RONDA LA CABEZA

Lo reconozco, estoy vaga. Además, tengo poco tiempo para todo lo que tengo y quiero hacer. Por eso escribo poco. No porque no tenga cosas en la cabeza. Las tengo, y casi siempre me apetece escribirlas por la mañana, antes de ir al curro. Por eso no las escribo: no me daría tiempo. Luego, por la tarde, ya se me han pasado la inspiración y las ganas. Pero cosas que contar, tengo unas cuantas.

- Me gusta trabajar. Me agobia tener puentes y esas cosas y no tener dinero para hacer planes. ¿Algún día conseguiré la alineación planetaria de vacaciones-dinero-buen tiempo-alguien con quien ir de vacaciones? Quién sabe. Pero me apetece muchísimo. Mientras tanto, para que suméis otra rareza a mi lista, la verdad es que me encanta trabajar. Ir a la ofi, hacer todo lo que pueda, hablar y conocer a mis compis.

- Hablando de vacaciones... ¿qué váis a hacer estas vacaciones? Necesito unas vacaciones baratas, de esas de andar y nadar, comer poco y ponerme en forma. Hacer un trozo del Camino de Santiago, por ejemplo. O algún sitio playero pero con monte cerca, para andar mucho. Una casa rural y a hacer rutas todos los días. Un camping cerca de la playa. O mejor, varios campings. Tengo mochila, saco, esterilla y tienda para dos a estrenar. ¿Alguien con una idea similar que no le importe compartir aventurilla vacacional? Prometo no quejarme más que por el hambre, el sueño, el calor y la sed. No me huelen los pies.

- Iron Man: pedaaazo de truño. No por la peli en sí, que se deja ver, es entretenida. Es que aún no he conseguido dejarme las neuronas en casa cuando voy al cine y, claro, pasa lo que pasa. Menudo panfleto probelicista americanoide. Peor, es una especie de antipanfleto de panfletos, como un "sé que debo avergonzarme por ser probelicista, pero eso sería como ser antiamericano, así que voy a tratar de compatibilizarlo". Pues no ha salido, lo siento. ¿De verdad es tan soplapollas el Tony Stark de los cómics? Pues menuda prenda de tío...

- Estoy hasta las narices del tema, manido como pocos, de que los jóvenes no se van de casa porque no les da la gana. Ahora, el Banco de España suelta, y se queda tan a gusto, que la temporalidad de los contratos no influye en que los jóvenes se emancipen. Dicen que así lo demuestra un estudio que, curiosamente, no aparece por ningún lado enlazado ni indicad el lugar donde encontrarlo. Junto al artículo, más de ciento cincuenta comentarios donde se identifica casi sistemáticamente emanciparse con hipotecarse. Donde se critica que la gente no se quiere ir de casa para vivir en un piso compartido porque a lo mejor ya no pueden gastar tanto en ocio. Donde algunos jóvenes animaban a quienes no se han emancipado a hacerlo, aunque fuese compartiendo piso, porque lo que se gana en independencia y madurez compensa con creces las cosas que se puedan perder que te daban en casa. Los que más me jodían eran los que venían a decir que había que joderse y sufrir e irse de casa, bajo las circunstancias que fuesen, porque eso es lo que nuestros antecesores habían hecho. A mí me gusta compartir piso, pero hay mucha gente que no quiere hacerlo. Interpretar malvivir como dejar de poder de salir los findes es una mentira atroz, y muy interesada (vete de casa para que alquiles o compres casa, y nosotros sigamos viviendo de puta madre). Y a los del Banco de españa les dire aquello de "nice try" (buen intento). Pero no somos tan idiotas como pensáis: no se trata de que no te den una hipoteca porque tengas sólo contratos temporales. La verdad es que los famosos indefinidos no son mucho mejores porque los despidos son baratísimos. No nos entrampamos en una hipoteca porque es de locos comprometerse a pagar algo tan caro cobrando la mierda de sueldos que tenemos y, encima, con la espada de Damocles del paro sobre nuestras cabezas. Me parto de risa cuando se quejan los bancos del aumento de la morosidad, pero siguen y siguen tratando de conseguir que la gente se entrampe en hipotecas y créditos para comprar cosas que muchas veces son completamente prescindibles. ¿Que la gente no se va de casa? Bueno, a mi me parece bastante normal. Irse de casa con la ridiculez de sueldos que la mayoría gana es poco menos que venderse como esclavo. Meterse en una hipoteca, raya en la insensatez. ¿Compartir piso? Eso es lo que hace mucha gente: comparte con sus padres (algunos de gorra, pero muchos otros asumiendo gastos de la casa). Y, señores, por favor, hagan memoria: no hace tanto que vivir con los padres incluso ya una vez casados, era lo normal. Una pena que ustedes ganen menos pasta así. Menudo morro...

Bueno, ya es bastante para este post. Otro día, más.

Zirbêth.