EL DEBATE... DE VERDULEROS

Algunos amigos se sorprendieron de que no quisiese ver el debate entre Zapatero y Rajoy. Supongo que cabría esperar que lo hubiese visto, como también que estuviese hablando bastante de política estos días. Sin embargo, no he hecho ni lo uno ni lo otro, hasta el momento.

Sobre el debate: si se hubiese tratado de un debate político, a lo mejor lo hubiese visto. Pero no hacía falta mucho pensar para darse cuenta de que tal debate no iba a ser precisamente político, sino más bien una riña de mercado entre verduleros zafios. Esta campaña política, salvando el debate entre Solbes y el tipo ese nuevo del PP, no está siendo una campaña política: más bien parece que se trate de uno de esos programas de telepredicadores donde los dos partidos tratados por la prensa como únicos se lanzan acusaciones e insultos a la vez que nos piden que les votemos en una especie de acto de fe, porque lo que son los programas políticos brillan por su ausencia. Lo único que lanzan son promesas absurdas al aire de lo que ese día más se cotiza: que hay mujeres maltratadas, pues promesas sobre el tema; que algo de los inmigrantes sale a la palestra, rápidamente salen al quite para prometer el oro o la expulsión del moro... Y así, con todo.

Lo siento, pero mi voto está más que decidido, y no pienso creerme ninguna de las mentiras que se dedican ellos y la penosa prensa española en promover desde sus distintos palcos, ya sea en forma de promesa estúpida, irrealizable y que olvidarán en cuanto se sepan el resultado de las urnas, ya sea en forma de datos falseados, maquillados, manipulados. Y la peor mentira de todas, el voto útil. La derecha, que lo tiene institucionalizado y, encima, garantizado, ya que no hay ningún partido de derechas no nacionalista que de una alternativa al PP. La pseudoizquierda del PSOE, con el cuento del miedo a que la derecha se vuelva a hacer con el poder.

No me creo nada de esos dos. A fin de cuentas, ambos son de derechas, uno más salvaje que el otro. Si queremos un verdadero giro a la izquierda, a políticas más sociales, al aumento de libertades, etc., no queda otra que votar a la izquierda, sí, pero no al PSOE.

Pero no diré más. Ya lo hacen otros mucho mejor que yo. Si algyien tiene interés en saber más de mi postura y elección, que se pase por III República. Hugo se expresa como yo no soy capaz acerca de los procelosos mares de la política (ja) española.

Zirbêth, hasta el moño de PP y PSOE.

OTRO PARA EL BOTE

Ayer fue mi cumple. Treinta y cinco añazos, nada más y nada menos. Otro para el bote. A todos los que me felicitásteis muchas gracias. A los que pretenden tirarme de las orejas cuando nos veamos, sólo comunicaros que me envían a trabajar a Marte y no va a ser posible. Un lástima, sí. A los que me regalaron su tiempo estos días (y los que quedan por delante), muchas gracias también.

Si los treinta y cuatro fueron el año de recuperar la salud mental, este nuevo año va a ser el de recuperar la salud física completamente. Es decir, que va a ser el año de perder los muchos kilos que me sobran. Este fin de semana lo organizaré todo para empezar una dieta que va a durar muuucho tiempo. Pero va a merecer la pena. Cuando me quite quince kilos de encima y vuelva a aparentar diez años menos de los que tengo, ya lo creo que voy a sentir que ha merecido la pena.

Va a ser duro, eso sí. Para alguien que tanto disfruta comiendo, eso de no comer cositas ricas cuando le apetezca va a ser una putada. Pero no me importa. Va a merecer la pena. Aparte de que volveré a caber en mucha de la ropa que tengo y me resisto a tirar/donar, mi espalda y la ciática lo van a agradecer mogollón.

En fin, deseadme muuucha suerte.

Zirbêth, voluntariosa.

ES MÁS

En lugar de gato, tengo al gato de mi compañero de piso...

Zirbêth, crisis de los treinta y cinco ON.

SUCEDÁNEO

- En lugar de una casa, tengo una habitación en un piso compartido.
- En lugar de pareja, tengo amigos con derecho a roce.
- En lugar de hijos, tengo gato.
- En lugar de un sueldo, tengo mil euros.

Esta vida mía no es vida, es un sucedáneo.

Zirbêth.

¿POR QUÉ?

¿Por qué todos los blogs que me gusta leer se tiran meses sin apenas publicar nada nuevo, y justo cuando me quedo sin ordenador ni tiempo todos se actualizan continuamente?

Zirbêth, con mogolón de lectura pendiente...

A LO PEOR...

A lo peor va a ser cierto aquello de que para escribir y estar inspirado uno ha de estar enamorado, tener mal de amores, o cualquier otro tipo de problema que atormente sus días. Porque desde que ya no tengo depresión, no tengo mal de amores, todo me va razonablemente bien y soy feliz casi a todas horas, la verdad es que cuento poquísimas cosas en el blog.

Claro que también ayuda el que me paso la vida currando y no salgo por ahí, por lo que apenas tengo anécdotas suculentas que contar, o grandes reflexiones que plasmar aquí. La verdad, estoy de lo más tranquila. Pasado ya el estrés de buscar piso, de mudarme (ayer monté la mesa del ordenador y la estantería grande), mi vida vuelve a ser tranquila y apacible.

Algo tengo que hacer al respecto.

No es que vaya a afirmar que los problemas son la salsa de la vida, pero sí que es verdad que necesito algún pequeño aliciente. A ver si así puedo darle una patada a mi maldito reloj biológico, que no para de darme la brasa onírica con que estoy embarazada, tengo un crío, voy a dar a luz, etc. Y no me queda más remedio que insistir en que no quiero un bebé, sino un gato.

Gato.

Gato, gato, gato, gato.

Zirbêth.

SÍ ES EDIFICIO PARA VIEJOS

Cuando por fin me instalé en mi nueva casa, descubrí que la ducha no tiene demasiada potencia (aunque eso puede ser cosa de la "alcachofa") y que el agua no sale demasiado caliente. Eso, junto con el ruido del tráfico, parecían las dos peores cosas del piso.

Lo del ruido, definitivamente es molesto. Me gusta abrir la ventana y que entre el fresco, pero es que los decibelios se disparan. Sin embargo, lo de la ducha hasta me está gustando. Agua templada o fresquita para combatir el calor, enorme calor, que desprende la impenitente calefacción.

Porque tal vez este no sea país para viejos, pero desde luego mi edificio tiene la calefacción a tope para ellos. Hace tal bochorno que tengo la ventana abierta hasta que me acuesto, duermo destapada casi toda la noche y el agua tibia de la ducha se me antoja una bendición. Me paso el día en clanclas, con ropa de verano, muerta de calor en cuanto me muevo un poco. Así que, bien pensado, no, no es un inconveniente lo de la ducha.

Zirbêth, calurosa.

EXTRACTO

A.- Tengo dos noticias, una buena y una mala.
B.- La mala.
A.- Tengo gases.
B.- ¿Y la buena?
A.- Que en un rato estaré tan borracha que me dará igual, jajajaja.

Zirbêth.

GATO

Mis ganas de tener gato están parcialmente saciadas. Mi compañero de piso D. tiene un enorme gato de raíces siamesas, lo que le proporciona unos preciosos ojazos azules, pero mezclado con vaya usted a saber qué, que le ha dejado una enorme mancha negra que le cubre la nariz y le hace parecer un narizotas.

Como es macho, es asustadizo y comodón. Las hembras son mucho más interesantes, juguetonas y comunicativas. Pero es encantador, muy dulce. Y el jueves pasado, tras días de pasar de mí, medio rehuirme, ignorarme y tal (todo normal, vamos, que es un gato), al pasar a su lado mientras echaba una semisiesta sobre el mueble del salón, me echó las patas al cuello, se me abrazó y ronroneo como un tractor. ¡Me emocioné tanto! Aish, lo que echaba de menos un abrazo gatuno de los buenos.

Así que, nada. Aún no tengo gato propio, pero si uno que me visita en mi cuarto, juega con todo lo que hay en la mesa, estornuda tratando de comerse la fibra de vidrio de mi lámpara y se embriaga oliendo la lima de uñas. Uno al que perseguir por la casa, achuchar cuando se deja, y cuando no se deja también. Uno que me mira con sus ojazos azules y se restriega timidamente contra mí cuando llego a casa.

Zirbêth.

MAL ROLLETE

No sé si es porque de verdad no trabajo bien o porque se acerca la época de enviarme al extranjero y no quiere gastarse la pasta en ello. Tal vez se trate tan sólo de una de esas mal llamadas técnicas de presión para espolear a los trabajadores para que se dejen los lomos en el curro. La cuestión es que parece que al jefe jefazo nada de lo que hago le parece bien. Y me tiene frita.

Lo de hoy, por teléfono, ya ha sido el remate final, vamos. Que, dada mi edad, hay cosas que como trabajadora ya debería saber y los jefes cuentan con ello. ¡Vaya por Eru! Así que lo del curriculum vitae es una tontería. Que lo hacemos para nada. ¡Pues qué bien! Vamos, hombre. A otro perro con ese hueso. Lo que hago, lo hago siguiendo sus instrucciones, cuando se acuerdan de dármelas. Si les presento algo y no es lo que quieren de verdad, a lo mejor se debe a que no se han expresado bien.

Fallos. ¡Claro que cometo fallos! Si aquí muchas cosas las he tenido que aprender por ciencia infusa, en plan autodidacta. No se han molestado en formarme, y ellos sabían que yo era nueva en este tipo de negocio. Así que no vengan conque mi experiencia como trabajadora debería hacerme saber ya las cosas.

Harta estoy hoy. En fin, ya me he desahogado. Yo, a seguir con lo mío: aprender y hacer todo lo mejor posible con la información que me dan.

Zibêth.

MERCADO DE ABASTOS

Necesito un mercado de abastos. O, mejor, dos: uno real, para hacer la compra, que me quede cerca de mi nueva casa; otro metafórico, para adquirir tiempo para dar yo abasto con todo lo que últimamente les ha dado por pedirme que haga en el curro, la mudanza, dormir, etc. Como podéis imaginar, el que más necesito es el segundo.

Pese a los cinco días que he tenido para la mudanza, no me ha dado tiempo a terminarla. Las razones, múltiples: porque aparte de la mudanza he estado de líos de bancos; porque estaba reventada de la semana anterior en FITUR e iba menos rápida y eficaz que lo que suelo; porque nos perdimos varias veces por Madrid con el coche, ya que ni el GPS entendía las malísimas indicaciones viales; porque los de la mudanza me marearon con el día en que vendrían para finalmente no aparecer, con lo que tuve que buscar otra empresa que me hiciese la dichosa mudanza, con el consecuente aumento en el gasto; porque me hago mayor y ya no tengo las energías de hace unos años... Y si finalmente a las once de la noche del lunes conseguí dejar la habitación habitable (cama y pintura terminadas), fue gracias a la ayuda y esfuerzo de un muy buen amigo, que no le importó pegarse la paliza en su único día libre.

Así que, si no escribo mucho, ya sabéis a que se debe.

Zirbêth, estresada.

OBLIGACIONES PESADAS Y CANSADAS

Sí, ya sé, ya sé. Me mudo porque quiero, me hace ilusión volver a vivir en Madrid, mi piso está la mar de bien... ¡Pero no quiero hacer la mudanzaaaaa! ¡Es un rollooooo! Cansa mucho: pensar qué vas a llevarte y empacarlo, comprar lo que necesitas para pintar, gastar tanto dinero en cosas que ni pensabas tendrías que gastarlo, buscar cajas, contratar al de la mudanza, pintar, desembalar, ordenar, decidir colores, pensar en cortinas...

De momento, llevo lo de comprar (pintura, cama, etc.), lo de las cajas, he contratado al de la mudanza y he empezado a empacar. Queda lo más pesado: pintar y llevar y montar el dormitorio. Dudo que acabe en los dos días y medio que me quedan. Me conformaré con pintar y llevar todo al piso nuevo. Durante la semana, ya iré ordenando poco a poco.

Necesito acabar y centrarme en el curro, en las traducciones y en... en... en dormir, eso. Dentro de dos semanas todo habrá terminado del todo, y seré feliiiiiz.

Zirbêth, estresailla.

CALDERILLA

El Roto, como siempre, dando dolorosamente en el clavo.

Zirbêth.

SEQUÍA

Es la sequía más intensa que puedo recordar en mucho tiempo. Sequía de tiempo libre que me permita escribir alguna de las cosas que se me pasan por la cabeza.

Zirbêth.

DECEPCIÓN (OJO, SPOILER)

Pues sí. Mucho me temo que "Festín de cuervos" ha sido bastante decepcionante. Las primeras quinientas páginas se podrían haber reducido a unas ciento cincuenta sin demasiada dificultad. Incluso ha habido ciertos momentos en que he pensado si no sería un "negro" quien estaba detrás de las páginas. La sensación de que no pasaba nada ha sido abrumadora durante al menos cuatrocientas de las primeras quinientas páginas. Ver a Cersei repetir una y otra vez las mismas estupideces sin coger aire ni para respirar; la coba que se le ha dado a los capítulos de Jaime sin que el hecho de que fuesemos a ver su alma (es un suponer) en realidad nos mostrase nada, salvo su propio aburrimiento; Arya y Sansa con giros de personalidad bastante inverosímiles, que contrastaban notablemente con el estado catatónico de Jaime... Algunos de los capítulos de Dorne, sinceramente, se los podía haber ahorrado, porque la supuesta sorpresa final tampoco era para tanto. Samwell, bueno, algo mejor, pero también demasiado lento, demasiado...

No sé. En conjunto, de verdad, parece un libro escrito por Martin sólo a medias. Da la sensación de que marcó unas directrices y alguien se encargó de escribirlo. Sólo en los capítulos finales vuelve su maestría, su buen hacer y ese ritmo suyo tan delicioso y, me atrevo a decir, impecable.

Me da mucha pena decir esto, pero me ha decepcionado enormemente. Siendo como es un folletin basado en la evolución de los personajes tanto o más que en los hechos que suceden, este nuevo tomo de Canción de Hielo y Fuego no ha aportado nada a los personajes que ya conocíamos, y apenas si nos ha dicho alguna cosilla de los nuevos, la mayoría de ellos, para colmo, prescindibles.

Triste, muy triste...

Zirbêth.